
A veces los pensamientos se agolpan, la información es demasiado compleja y extensa para ser asimilada y hay que dejar que el paso del tiempo nos de la perspectiva necesaria para valorarla con objetividad.
Lo mismo ocurre en nuestras vidas y trabajos. Llevamos un ritmo frenético que nos permite, como mucho, atender lo urgente y dejamos a un lado lo que es realmente importante, porque esto último requiere más meditación y dedicación.
El autor Stephen R. Covey, lo reflejaba muy gráficamente en su libro “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva“, por medio del siguiente diagrama: