Durante estos días, nadie ha podido escapar del horror del terremoto y posterior tsunami que ha afectado a la isla de Japón. El mundo globalizado en el que vivimos ha traido a nuestros hogares, casi instantaneamente, información sobre el suceso en forma de imágenes, vídeos, entrevistas...
Me pareció curioso que tuvieran previsto hasta una posible erupción del volcán del conocido monte Fuji y tuvieran construido un canal para poder dirigir un eventual rio de lava lejos de las instalaciones del CPD.
Evidentemente, una catástrofe de la magnitud de la ocurrida en Japón, excede cualquier previsión. Aún es muy pronto para evaluar los daños materiales, por no hablar de las perdidas de personas, que son y deben ser la primera prioridad de cualquier responsable de una organización (las desgracias eliminan de raiz las artificiales categorías profesionales, rangos o distinciones y nos dejan desnudos en la igualdad, como personas que somos).
Sin embargo, no debemos dejar pasar la ocasión para hacer una reflexión. Aunque parece improbable un suceso como el que han visido en Japón, sí es posible que se den circunstancias que amenacen las instalaciones TIC sobre las que las Administraciones Públicas estamos dando servicio a los ciudadanos.
Vaya por delante, para no crear ningún tipo de alarma, que los centros de cálculo de la administración que conozco llevan años con planes de contingencia definidos, preparados para afrontar con confianza una posible contingencia.
Pero tambien es cierto que es necesario revisar y actualizar constantemente estos planes y realizar pruebas periodicamente para garantizar una gestión rápida y eficiente de los procedimientos definidos.
Es buen momento para revisar las políticas y planes de contingencia y escarmentar en piel ajena porque, ya se sabe, siempre es mejor prevenir que curar.
1 comentario:
Cuando estuve en Japón, allá por los años ochenta y tantos, trabajando para Fujitsu, nos invitaron a conocer la fábrica de Numazu, al pie del monte Fuji, donde fabrican los grandes ordenadores de la compañía.
Es verdad que en Japón están preparados para los terremotos. También es verdad que por mucho que te prepares, siempre puede haber un suceso "estocástico" para el que no estés preparado... y entoces hay que improvisar (los españoles somos mucho mejor improvisando que los japoneses, lo cual no se si es bueno o es malo).
En efecto, es momento de dar repaso a los planes de contingencias existentes... o de crearlos si no existen.
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